lunes, 6 de diciembre de 2010

Herencia

VIDA RECTA

La facilidad adormece el ideal. Le alienta, en cambio, él estimulo de la vida dura que nos hace adivinar lo profundo del deber cumplido, las responsabilidades que hay que afrontar, y la gran misión digna de nosotros.

Lo demás no cuenta.

La salud nada importa.

No estamos en este mundo para comer a horas fijas, para dormir con regularidad, para vivir cien o más años.

Todo esto es vano y es necio.

Sólo una cosa cuenta: tener una vida útil; perfilar el alma; estar pendiente de ella, instante por instante; Vigilar sus debilidades y exaltar sus impulsos; servir a los demás derramar a nuestro alrededor la dicha y la ternura; ofrecer el brazo al prójimo, para elevarnos todos, ayudándonos los unos a los otros.

Una vez cumplidos nuestros deberes ¿qué más da morir a los treinta años o a los cien años?

¡Lo que importa es sentir el corazón encendido, cuando la bestia humana grita extenuada!

¡Que se levante y que siga, a pesar de todo!

Ahí está para eso, para agotarse, hasta el fin.

Sólo el alma cuenta, y ella tiene que dominar a todo lo demás

Breve o larga, la vida sólo vale algo si en el instante de entregarla no tenemos que sonrojarnos de ella.

León Degrelle

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